¿Por qué un bebé recién nacido saca la lengua cuando te ve hacerlo? ¿Cómo aprenden los niños pequeñitos a dar palmas con sus manos? ¿por qué lloramos cuando vemos una película o bostezamos cuando alguien bosteza delante nuestro?
Todas estas preguntas tienen su respuesta en las neuronas espejo, un grupo de neuronas situadas en el lóbulo temporal y parietal, que se encargan de percibir la acción física, la expresión facial, los sentimientos, emociones y preparan al cerebro para replicar lo que está viendo.
Las neuronas espejo fueron descubiertas por casualidad por unos investigadores dirigidos por el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti. Estaban llevando a cabo un experimento con monos, para observar las respuestas motoras del área cerebral relacionada con el movimiento. En el tiempo de descanso, uno de los ayudantes sacó la merienda comiéndose la fruta delante de uno de los monos, que llevaba un implante neuronal. De repente, los investigadores observaron que se activaban en el mono el mismo grupo de neuronas que se activarían si estuviera ejecutando la acción, es decir, como si fuera el mono que se estuviera comiendo la fruta. Como habréis podido deducir, a este grupo de neuronas le llamaron neuronas espejo.
Este descubrimiento supuso una auténtica revolución que llevó a muchos investigadores a estudiar y seguir estudiando a día de hoy sobre la Teoría de la mente, la empatía y cómo se conforma el aprendizaje.
Conocer la existencia y la función de las neuronas espejo, nos da como padres dos herramientas muy potentes:
- Lo que hacemos es más importante que lo que decimos:
De hecho, hace un par de días, facilitaba un taller donde realizamos una actividad en la que les pedía a los participantes que pusieran su mano en su mentón, a la vez que yo colocaba mi mano en la mejilla. Muchos de los asistentes colocaron su mano en la mejilla, haciendo caso a lo que vieron en lugar de a lo que oyeron. ¿por qué?
- El poder de la acción: si quieres aumentar las probabilidades de que algo suceda, hazlo tú primero y olvídate de los sermones. Come verduras, se respetuoso contigo y con los demás, recoge tus cosas, haza deporte,…
- El poder de la NO acción: si quieres disminuir las probabilidades de que algo suceda, ¡no lo hagas tú! Si no quieres que digan tacos, no los digas tú. Sí, se que no es justo, por una vez que se te escapa y el niño no para de repetirlo,… A veces los padres no nos damos cuenta de la influencia que tenemos en nuestros hijos.
- Podemos influir en su estado emocional (para bien o para mal….):
De la misma forma en que una película puede influir en nuestro estado emocional, prueba de influir tú en el estado emocional de tu hijo. Cuando tenga una rabieta o esté enfadado, valida sus sentimientos, empatiza con él o con ella y mantente calmado y sereno y ofrécele un abrazo. Eso le ayudará a conectar con las neuronas espejo y se calmará más rápido que si conectas tú con sus neuronas espejo y eres tú el que te pones nervios y empatizas con sus emociones.
¡Ojo! Esta herramienta tiene su doble filo, piensa que, si estás nervioso, estresado o tienes urgencia, tus hijos lo notarán y conectarán con estas emociones, lo que no da un buen presagio sobre cómo terminará la situación. En estas situaciones me ayuda mucho respirar hondo y pensar en la frase de “vísteme despacio, que tengo prisa”. Invertir un poco de tiempo en tener paciencia y calma, muchas veces nos puede ahorrar mucho tiempo, sobre todo si nos relacionamos con niños pequeños.
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